domingo, 18 de agosto de 2013

Perfume. Capítulo 5

<<Es curioso, tantas veces he coincidido con ella y nunca se había sentado junto a mí>>, me digo, nervioso por su proximidad. Le suena el móvil, me da un leve codazo en el brazo izquierdo al ponerse a buscarlo dentro del bolso, me da otro codazo un poco más fuerte; se gira, me sonríe y se disculpa.

—Perdón, —dice con esa voz tan dulce y femenina que pocas veces he tenido el placer de escuchar.

Sus ojos se clavan en los míos durante ese instante, un momento tan pequeño pero tan eterno… El tiempo parece haberse detenido mientras analizo cada uno de los tonos de color que se dibujan en el iris de sus ojos; una mezcla de tonos amarillos, verdes, negros y ocres que parecen entremezclarse a la perfección formando un conjunto que provoca asombro y atracción al mirarla. <<Qué mujer>>, resuena la voz interna en mi cabeza. Se pone el teléfono en la oreja, es un iPhone, igual que el mío. Tiene el volumen del auricular tan fuerte que puedo distinguir las palabras de la persona que está al otro lado. Es una voz de mujer. <<Menos mal; quizá no tenga novio. ¿No lo va a tener? Eso es imposible>>, me digo. El tren empieza a mover y mi cabeza sólo puede pensar en qué va a suceder.



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José Lorente.

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